DIARIO DE CUARENTENA. CAPÍTULO LXXV

DIARIO DE CUARENTENA                        CAPÍTULO  Lxxv

He recibido un correo, esta mañana, de una familia de mis otros niños, los de segundo. Todos los años, más o menos por estas fechas, me suele ocurrir lo mismo. Siempre hay algún niño o alguna niña del cole y también algunas madres, siempre las madres, benditas sean, que quieren saber de qué curso seré el tutor cuando comience de nuevo el colegio en septiembre. Suelo ocultar la verdad y contesto, más o menos, con un “del que me diga la directora”. Casi siempre, en mi caso, pero no en el de todos mis compañeros y mis compañeras, sé perfectamente de qué curso seré el tutor. Evidentemente en los últimos años lo más seguro es que continuara con “mi clase”. Aunque algunas veces no estaba tan seguro. La familia que se ha puesto en contacto conmigo quería saber qué posibilidades habría de que su hija estuviese en mi tutoría. Dice esa familia que soy un “fenómeno”; claro que un huracán también es un fenómeno, aunque sea meteorológico. Lo que me da que pensar si está diciendo algo bueno o algo malo de mí. Por supuesto que estoy de broma. Ya sé que tienen buena opinión de mí. Lo sé porque hace unos cuantos años estuvo en mi tutoría un hijo mayor que tienen y este curso al verme en la clase de segundo se alegraron bastante y compartieron su opinión sobre mí con las demás familias que estaban en la reunión inicial. ¿Y a qué viene esto que me estás contando? Te preguntarás. Creo que las familias y sobre todo los niños y niñas de segundo no saben, al menos con certeza, que el próximo año no estaré en el colegio, ni en ningún otro. Dejaré de ser profe oficial para siempre. ¿Te puedes creer que me dio un no sé qué que casi se me saltan las lágrimas? Jo___, si por un momento me ha dado una lástima enorme pensar que esos niños, que me dicen, con el corazón, que me quieren (maravillosos ellos, si hasta dicen que les gusta las matemáticas), no me verán el próximo curso. ¿Te puedes creer que por un momento hasta he dudado de haber hecho bien jubilándome? Será el confinamiento, que me está secando los sesos. Querido diario. Las familias sí son fenomenales. Mañana más