DIARIO DE CUARENTENA
CAPÍTULO LxV
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No voy a decir que
hoy ha sido un día increíblemente extraordinario.
No voy a contar con
qué ilusión hemos preparado la cena.
No voy a decir los
nervios que he pasado esperado que llegara la hora de que llegasen.
No voy a contar lo
bien que me he sentido esta tarde y esta noche.
No voy a decir cómo
me he sentido al ver entrar por la puerta de mi casa a mis hijos, nueras y a
mis nietas.
No voy a contar que
me he emocionado al abrazarlos a todos.
No voy a decir cuántos
besos nos hemos dado.
No voy a contar lo
que he sentido al volver a tener a la pequeña Daniela en mis brazos.
No voy a decir que
esa cena tan sencilla no la cambio por el mejor manjar del mundo.
No voy a contar que,
sentado con Daniela y Alía en brazos, he sido el abuelo más feliz del mundo.
No voy a decir que
Alía se ha puesto más de una vez celosa de la pequeña Daniela.
No voy a contar que
Alía me ha hecho reír.
No voy a contar la
preocupación de que mi hijo pequeño esté en el paro y que hasta finales de
enero del próximo año no abra su empresa.
No voy a decir que
en algún momento de la noche nos hayamos entristecido por la situación
personal y general que estamos pasando.
No voy a contar que
hemos hecho planes para ir, cuando podamos, a la aldea de Peguera del Madroño,
en la Sierra de Segura.
No voy a decir que
he echado en falta a mi hermano y mis sobrinos, que viven en Málaga.
No voy a contar que
se me ha quedado pegado el agradable olor de mi gente.
Solo te voy a
contar una cosa: No se me ocurre nada que contarte hoy.
Querido diario. ¡Soy
un hombre afortunado! (¿Qué ya lo sabías?).
Mañana más.
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martes, 19 de mayo de 2020
DIARIO DE CUARENTENA. CAPÍTULO LXV
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