martes, 19 de mayo de 2020

DIARIO DE CUARENTENA. CAPÍTULO LXV



DIARIO DE CUARENTENA

                         CAPÍTULO  LxV


No voy a decir que hoy ha sido un día increíblemente extraordinario.

No voy a contar con qué ilusión hemos preparado la cena.

No voy a decir los nervios que he pasado esperado que llegara la hora de que llegasen.

No voy a contar lo bien que me he sentido esta tarde y esta noche.

No voy a decir cómo me he sentido al ver entrar por la puerta de mi casa a mis hijos, nueras y a mis nietas.

No voy a contar que me he emocionado al abrazarlos a todos.

No voy a decir cuántos besos nos hemos dado.

No voy a contar lo que he sentido al volver a tener a la pequeña Daniela en mis brazos.

No voy a decir que esa cena tan sencilla no la cambio por el mejor manjar del mundo.

No voy a contar que, sentado con Daniela y Alía en brazos, he sido el abuelo más feliz del mundo.

No voy a decir que Alía se ha puesto más de una vez celosa de la pequeña Daniela.

No voy a contar que Alía me ha hecho reír.

No voy a contar la preocupación de que mi hijo pequeño esté en el paro y que hasta finales de enero del próximo año no abra su empresa.

No voy a decir que en algún momento de la noche nos hayamos entristecido por la situación personal y general que estamos pasando.

No voy a contar que hemos hecho planes para ir, cuando podamos, a la aldea de Peguera del Madroño, en la Sierra de Segura.

No voy a decir que he echado en falta a mi hermano y mis sobrinos, que viven en Málaga.

No voy a contar que se me ha quedado pegado el agradable olor de mi gente.

Solo te voy a contar una cosa: No se me ocurre nada que contarte hoy.

Querido diario. ¡Soy un hombre afortunado! (¿Qué ya lo sabías?).

                                                                                  Mañana más.


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