sábado, 23 de mayo de 2020

DIARIO DE CUARENTENA. CAPÍTULO LXX



DIARIO DE CUARENTENA

                         CAPÍTULO  Lxx


Hoy hemos ido a comer con mi hijo Daniel a su casa. Ha sido un día genial. Otro día, tal vez, te lo cuente.

Hoy quiero hablarte de otro vecino: David

Antes de irnos a casa de mi hijo me he encontrado con David en el garaje.

Bueno, parece que David por el nombre, es español. Pero no es David tal como suena, no. Su nombre sonaría algo así como “Deivet”. Es inglés. 
Jo, qué complicado. Con lo fácil que es decir David.

David es un vecino singular. Como tantos otros.

Me ha contado que el mes que viene es su cumpleaños. Cumplirá sesenta años. Dice que no lo va a celebrar. Que no tiene ni ganas ni motivos para celebrarlo.

No tiene hijos ni ninguna familia aquí en España. Como tantos otros.

Me ha contado que le queda un mes de contrato y que después su empresa cierra y se queda en el paro.

Está preocupado. Como tantos otros.

Me ha contado que acaba de enterarse de que su padre vive.  Y que tiene cinco hermanos. Todos en Inglaterra.

Pertenece a una familia numerosa. Como tantos otros.

Me ha contado que su padre, con diecisiete años, dejó embarazada a la que era su novia. Pero no quiso hacerse cargo del niño que iba a nacer.

Abandonó a su novia, embarazada. Como tantos otros.

Me ha contado que su madre cuidó de él hasta que cumplió diez años. Que su madre enfermó y murió con tan solo veintiocho años.

David se quedó solo en el mundo. Como tantos otros.

Me ha contado que hace unos meses recibió una extraña llamada para hacerse una prueba de ADN. Y se la hizo.

Así descubrió que tiene una gran familia. Como tantos otros.

Me ha contado, mi vecino David, que está feliz por su nueva familia y triste por la situación personal que se le viene encima. También le preocupa mucho todo este desconcierto que hay debido al tema de la cuarentena.

Dice que no lo está llevando muy bien. Como tantos otros.

Me ha contado que su pareja tampoco está llevando bien eso de haber estado encerrados dos meses sin poder ver a nadie más.

Dice que su pareja no está bien de la cabeza. Como tantos otros.

David es una buena persona, creo. Pero a veces hace cosas raras, como la vez que bajó a la piscina desnudo, solo con una toalla alrededor de su cintura.

Dice que no piensa bien las cosas. Como muchos de nosotros.


Querido diario. No es “Deivet”, es David. Mañana más.



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