DIARIO DE CUARENTENA
CAPÍTULO xXVI
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No pretendo dar una lección de historia, Dios me libre. Pero es que hoy no puedo aguantar más y, después de haberme tragado el debate del Congreso de los diputados de esta mañana, voy a decir algo para ilustrar a algunos sobre la sociedad actual.
En la antigua Roma existían tres
clases sociales: patricios, plebeyos y esclavos. Esto es, al menos, lo básico que se
enseña en el colegio.
Añadiré, aunque pueda estar
equivocado, que además estaba en Emperador, absolutamente por encima de
todos, los libertos y los clientes.
Las mujeres constituían otro grupo social aparte.
No voy a hablar de ninguno de
ellos en general.
Voy a señalar que dentro de cada uno de estos grupos
existían otros muchos subgrupos o categorías y ahí es donde sí voy a mencionar
a dos categorías.
MAGISTER: “maestro”. De muchos
tipos. Puede traducirse como el que más sabe.
MINISTER: ”el menor” De un solo
tipo. Puede traducirse como el más ignorante, el que menos sabe.
Estas dos palabras han
evolucionado hasta la actualidad para convertirse en MAGISTERIO (MAESTRO) O
MAGISTRADO y MINISTRO respectivamente.
Maestros hay de muchos tipos:
ingenieros, médicos, profesores, cocineros, astrónomos, científicos…. “Maestras” hay muchas: ingenieras,
profesoras, cocineras, astrónomas, científicas…
Perdón, pero mi vanidad me empuja
a hablar hoy de los maestros de los colegios, maestros como por ejemplo yo.
Los maestros de hoy en día, para
poder ejercer su profesión tienen que haber estudiado, desde la educación
primaria hasta la carrera universitaria. Tienen que pasar muchísimas horas
delante de libros y perder muchas horas de sueño con esos libros. Tienen que
hacer una oposición, donde competirán con otros miles de futuros maestros
para obtener una plaza y posteriormente un año de prácticas para, una vez
superadas, poder disfrutar de su profesión.
Pero ¿y los ministros de hoy en
día?
Ser ministro es muy fácil.
Para
eso solo tienes que haber sido político.
Para ser político no tienes que
haber estudiado nada, ni la enseñanza primaria, no tienes que haber ido a la
universidad, no tienes que competir con nadie por una plaza en tu partido y
por supuesto no tienes que haber superado una oposición ni hacer prácticas.
Para ser político solo tienes que
ser amigo de otro político que te introduzca en el “ambiente”. Tienes que
saber hacer la pelota a tus superiores para ir ascendiendo y por supuesto
tienes que lamerle el cu (cu, cuida
ese lenguaje, Daniel) a tu jefe para seguir ascendiendo y llegar, algún día,
a ser un político en el Congreso de los Diputados.
Después de todos estos esfuerzos
y sacrificios puedes llegar a ser ministro, si tu jefe político es nombrado
Presidente del gobierno, no porque lo diga el pueblo con sus votos, no; sino
porque pacte con otros políticos para ser elegido presidente.
Tendré que contarte querido
diario, algún día, qué es la democracia. Al menos la democracia española.
Hoy, en el congreso los políticos
han hablado con unas palabras que ya las quisiera yo para mí. Pero solo son
palabras.
¿Gestos? Ninguno. No renuncian ni
a un euro de sus elevados sueldos, no, elevados no, elevadísimos sueldos.
¿Trabajo? Ninguno. El Congreso
estaba vacío, bueno, casi vacío. Pero cobran como si estuviesen allí.
Hasta donde yo sé, quien no
trabaja no cobra. O al menos no cobra su sueldo íntegro.
Pero ellos sí.
Algo está al mal. Algo falla.
Ya sé que el capítulo de hoy es demasiado corto para tantas cosas que hay que decir. Puede ser otro día diga algo más de políticos y sus palabras. Puede.
Querido diario. Yo soy maestro. Mañana más.
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jueves, 9 de abril de 2020
DIARIO DE CUARENTENA. Capítulo XXVI
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¿Si puede compartir?
ResponderEliminarMe a encantado su reflexión.
Ziane leite