lunes, 13 de abril de 2020

DIARIO DE CUARENTENA. Capítulo XXX



DIARIO DE CUARENTENA

                       CAPÍTULO  xXx


No sé si tendré que arrepentirme de haber hecho una lista de las cosas que me gustaría contar.


Me desperté muy temprano, demasiado tal vez y estuve pensando que, a pesar de las circunstancias actuales, soy un tipo con suerte. Pero no voy a hablar de mí. Eso lo tendré que dejar para otro día.

Hoy tendría que escribir sobre las mentiras que nos cuentan e incluso había pensado cómo empezar.

Sería más o menos así:

¿Sabéis qué es un cuento chino? O ¿qué es una mentira cochina?
¿Qué es un bulo?
¿Por qué nos engañan continuamente?

Todos los días veo en la tele a políticos y a expertos en la pandemia que nos ocupa y nos preocupa. Les miro a los ojos cuando hablan y como si yo fuera una máquina de la verdad pienso y digo: “MIENTE”

En todo el tiempo que llevo tratando con niños y niñas he aprendido a saber si están mintiendo o diciendo la verdad con solo mirarles a los ojos.  La expresión de sus caras cambia cuando mienten. Imagino que, a todos los profes y seños del mundo mundial, como diría Manolito Gafotas, les pasa lo mismo.

Pero que un niño o una niña intenten mentir a un adulto entra dentro de la normalidad propia de ser NIÑO. Los niños son eso: NIÑOS. Ni buenos ni lo contrario. Solo NIÑOS. Están aprendiendo lo que es su desarrollo, lo que es la vida, lo que es relacionarse con otras personas. Están en medio de lo que está bien y lo que no; y a veces una mentirijilla entra dentro de lo que podríamos denominar como normal.

Y en esa etapa estamos nosotros, los profes y los padres para orientarles, corregirles y animarles a seguir siendo NIÑOS. A ser siempre correctos. Si se equivocan no pasa nada. Si meten la pata hasta arriba, no pasa nada. No pasa nada. Se les dice lo que deben hacer y a seguir para adelante.

Pero cuando un adulto, con responsabilidades políticas, sanitarias, educativas, o de lo que sea nos miente, esos no tienen perdón, ni de Dios, ni de Alá, ni nuestro, ni de ningún tipo.

Nos mienten, conscientemente, sobre las cifras de enfermos, fallecidos, o recuperados.

Nos miente sobre el material médico o de prevención que tienen o que han comprado.

Nos mienten sobre el estado de los hospitales. (Si alguien de los que lee esto tiene familiares sanitarios sabrá qué estoy diciendo).

Nos mienten sobre lo bien que lo hicieron. Nos mienten sobre lo rápido que actuaron.

Nos mienten sobre lo bien que saldremos de “esta” y lo bien que nos va a ir después.

Nos mienten sobre lo bien que ELLOS lo están haciendo ahora. P---- mentirosos.

No tienen ni pajotera idea.

Hacen las cosas tan mal, tan mal, que peor no se pueden hacer. Pero no lo hacen mal porque no sepan, no. Lo hacen mal sabiendo que está mal. Pero les da igual.

Solo piensan en ellos, en salvar su sillón. En seguir gobernando, en seguir con su poder.

Hay muchas canciones que hablan de mentiras.

Me estoy cabreando. Lo dejo aquí.

Querido diario. MUCHAS MENTIRAS.  Mañana más


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