FANTASMAS
EN LA SIERRA
EL pingüino.2
-
Por esos dibujos de pingüinos. Los pingüinos no son buenos.
- ¡Los pingüinos son malos! No lo
sabía. A mí me hacen gracia los pingüinos. Son simpáticos.
- No tienes ni idea de lo que dices.
Mira, para que sepas cómo son de verdad los pingüinos te voy a contar una
historia, si es que tienes tiempo.
Que aquel desconocido quisiera
contarme una historia me pareció divertido. No es que no tuviera nada mejor
que hacer, ya que me estaban esperando abajo, pero por tomarme un pequeño
descanso, aún sin haber empezado, no iba a pasar nada. Además, luego podría
contarles la historia yo a ellos de por qué no son buenos los pingüinos.
- Deja que levante esa silla que
hay en el suelo y me siente.
Se acomodó junto a mí. Cogió el
álbum de fotos, lo cerró y mirándome fijamente me preguntó:
- ¿Conoces a Juan de Dios, el de la
tienda?
- Pues claro ¡Es mi padre! Contesté.
- ¿Y tu padre no te ha contado nunca
la historia del pingüino?
- No, a mí nunca me ha contado esa
historia.
- Entonces te la contaré yo.
Escucha.
Se acercó la silla un poco más, se
acomodó el sombrero que llevaba puesto y empezó su relato:
- Tu padre, como sabes, era recovero. Iba vendiendo cosas por los
cortijos, caseríos y aldeas de la sierra. No era el único recovero, había
varias personas que también se ganaban la vida con la recova, pero tu padre
destacaba por que era el que mejores y más variadas telas vendía.
Como
a todos, unas veces se le daba mejor y otras peor, pero siempre volvía a su casa
con la carga casi vendida o cambiada por otros artículos para él o para
vender después. Bueno siempre no, porque según él cuenta, hubo un viaje que
le salió todo mal.
Verás,
un día salió a vender y nada más salir del cortijo ya sabía él que no se le iba
a dar bien. Cambió de repente la temperatura y empezó a hacer un frío del
demonio, acompañado de unas negras nubes que presagiaban tormenta. Por
supuesto que no era lluvia lo que él sabía que caería del cielo, sino nieve.
Pero ya había recorrido bastantes kilómetros y no era plan de volver.
No
pasaron más de dos horas cuando ya todo estaba cubierto de nieve.
Se
iba acercando al Río Madera, la nieve dejó de caer, pero una intensa niebla
se iba levantando por momentos, cada vez más intensa. Otro motivo de
preocupación.
Su
ventaja era que conocía de sobra todos los recodos del camino, todos los
atajos que podrían acortar su recorrido y así poder dejar atrás aquel día que
estaba poniéndole demasiadas zancadillas.
Al
tercer día, después de visitar un par de cortijos empezó a nevar otra vez,
así que decidió ir a una última venta en un molino cercano y dar por
terminada su jornada. Si todo se daba bien estaría de vuelta a última hora
del día, ya anocheciendo.
Conforme
se acercaba al molino su preocupación iba en aumento. La nieve que seguía
cayendo, aunque en menor intensidad, había dejado embarrado y escurridizo el
camino que le conducía, ladera abajo, hasta el molino, muy cerca del embalse
de Miller.
………….
CONTINUARÁ
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domingo, 26 de abril de 2020
FANTASMAS EN LA SIERRA.
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