DIARIO DE CUARENTENA
CAPÍTULO xV
|
Decimoquinto día de cuarentena, o
¿es decimocuarto? Tantos días iguales hace que perdamos la cuenta.
Me ha gustado mucho oír, desde mi
ventana, más palmadas a las ocho que ningún otro día. Esta tarde a las seis,
cuando salimos a aplaudir a los niños y niñas que están en sus casas haciendo
todo lo que pueden para ayudar a que “esto” pase pronto me ha decepcionado
que había poca gente aplaudiendo. ¿Será que no lo sabían? Debe ser eso. No lo sabían.
Todos tenemos miedo; miedo de que
esto dure más de lo que deseamos; miedo de que nos toque; miedo por no saber
qué va a pasar cuando todo esto termine; miedo por pensar en qué cambiará
nuestras vidas después de que acabemos con ese bicho.
Sí, bicho, sí. Acabaremos contigo.
Saldremos adelante. El tiempo curará las heridas que nos hagas y volveremos a
ser felices. Ser felices.
Y no, no habremos perdido el
tiempo, no habremos malgastado nuestro tiempo. Más bien habremos aprendido a
mirarnos más despacio; habremos aprendido a valorar más esas cosas (que son
insignificantes) que poseemos; habremos aprendido a valorarnos mejor, a
nosotros mismos y a quienes nos rodean; habremos aprendido a medir el tiempo
de otra manera.
A lo mejor hasta tendremos que
darte las gracias, pero unas gracias menudas, casi sin importancia, por
habernos hecho reflexionar sobre muchas cosas. Por haber cambiado nuestro
punto de vista sobre TODO.
Pero no va a ser hoy. Hoy no. Hoy
aún estoy emocionado por tantos aplausos, porque alguien, con un megáfono,
nos daba ánimos a todos, porque alguien ha puesto música desde su balcón o
terraza, porque hoy no es un día más de cuarentena. Hoy ha sido un muy buen día.
Querido diario. Hoy soy feliz.
Mañana más
|
sábado, 28 de marzo de 2020
DIARIO DE CUARENTENA. CAPÍTULO XV
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario