lunes, 22 de junio de 2020

UNA ESPECIE DE DESPEDIDA




¡EL VERANO YA LLEGÓ,
YA LLEGÓ, YA LLEGO!


CARTA DE DESPEDIDA, POR AHORA


PARA  LAS  FAMILIAS  DE  6º A

¡Buenos días, queridas familias de 6º A!


Antes de empezar quiero volver a dar las gracias a todas las familias por haber ayudado a que este tercer trimestre, sin duda alguna el más extraño, triste y sin sentido, que he vivido a lo largo de toda mi vida como maestro, haya podido realizarse de la manera más eficaz posible.


Vuestra labor ha sido inmensa. Os habéis enfrentado a una situación en la que, en muchas, muchísimas veces os ha resultado difícil, agobiante, estresante y normalmente agotadora; y no digamos nada si encima habéis tenido que compaginarla con vuestro quehacer diario.

¡Bienvenidos al mundo de la educación académica!

Como ya sabéis este ha sido mi último año como profesor. Ha llegado la hora de dejar a otros docentes, sin duda alguna más preparados que yo, que vayan ocupando este espacio que voy a desalojar. Sí, seguro que están más preparados. Puede que les falten algunos años de rodaje, pero con el tiempo seguro que serán magníficos maestros y maestras.

Llegué al Colegio San Miguel el otro día, como suele decirse, allá por septiembre de 1987. He visto cosas, como decía “el replicante” de la película Blade Runner de 1982, que vosotros no creeríais: Ha cambiado el centro, ha cambiado la manera de educar, ha cambiado la actitud de padres y de hijos y por supuesto también he cambiado yo.


Centrándome en este último año como docente he de confesaros que al ser mi último año me había hecho ilusiones de que sería un año tranquilo, con niños de 5º o de 6º y que sería una despedida sin demasiadas preocupaciones. (Y fijaros cómo hemos acabado)

Hubo un momento en que pensé irme en Navidad, ya que me adjudicaron una clase de matemáticas en 2º, y la verdad es que me sentó muy mal que adjudicasen clases en 5º o 6º a otros profes o seños del cole y en mi último año me “bajasen” al difícil primer ciclo.

Para bien o para mal cambié de idea y renuncié, a finales de octubre, a jubilarme cuando me correspondía y decidí alargar mi periodo laboral hasta acabar el curso, para poder disfrutar con “mis niños y niñas de 6º” de esta etapa escolar en que ocurren las mejores y más recordadas actividades de toda primaria: Por supuesto la excursión fin de curso (bueno, al menos fuimos a Granada), las actividades de tránsito a secundaria (ni se las conoce), la fiesta fin de curso (tendremos que asistir a la del año que viene), la orla (¡esa la tenemos!), la graduación (aún estamos a tiempo) con los discursos de despedida (el mío casi, casi está terminado) y la última semana de actividades no académicas en el cole (las tendremos que hacer en casa).

Fue una decisión difícil, puesto que había condicionantes familiares que me impulsaban a seguir adelante con la jubilación (mi padre está muy enfermo, teníamos que cuidar a la nieta recién nacida…) y por otro lado estaba el condicionante emocional y afectivo con esta clase que lleva conmigo desde hace cinco cursos, ¿Quién lo iba a decir?

La decisión ya la sabéis.
Lástima que no hayamos podido terminar el curso como ellos se merecen.


Ya para terminar solo me quedan dos cosillas: La primera es desearos toda la suerte posible para los próximos años que aún les queda a vuestros hijos o hijas en su formación.
Y la segunda es pedir disculpas a todas las familias por todas esas veces que no haya estado a la altura de vuestras expectativas como profesor y como persona. Sinceramente, nunca ha sido mi intención ofender con mi actitud o mi falta de acción a nadie, sean alumnos o familias.


Tal y como les he dicho a vuestro hijos o hijas me voy a despedir de todos vosotros recordándoos que nunca olvidaré a todas estas maravillosas familias, que os aprecio, os estimo y os valoro como os merecéis: un montón.

Un abrazo con todo el cariño del mundo


                                                                        El profe Daniel


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