¡EL VERANO YA LLEGÓ,
YA LLEGÓ, YA LLEGO!
YA LLEGÓ, YA LLEGO!
CARTA DE DESPEDIDA, POR AHORA
PARA LAS FAMILIAS DE 6º
A
¡Buenos días, queridas familias de 6º A!
Antes de empezar quiero volver a dar
las gracias a todas las familias por haber ayudado a que este tercer
trimestre, sin duda alguna el más extraño, triste y sin sentido, que he
vivido a lo largo de toda mi vida como maestro, haya podido realizarse de la
manera más eficaz posible.
Vuestra labor ha sido inmensa. Os
habéis enfrentado a una situación en la que, en muchas, muchísimas veces os
ha resultado difícil, agobiante, estresante y normalmente agotadora; y no
digamos nada si encima habéis tenido que compaginarla con vuestro quehacer
diario.
¡Bienvenidos al mundo de la educación
académica!
Como ya sabéis este ha sido mi último
año como profesor. Ha llegado la hora de dejar a otros docentes, sin duda
alguna más preparados que yo, que vayan ocupando este espacio que voy a
desalojar. Sí, seguro que están más preparados. Puede que les falten algunos
años de rodaje, pero con el tiempo seguro que serán magníficos maestros y
maestras.
Llegué al Colegio San Miguel el otro
día, como suele decirse, allá por septiembre de 1987. He visto cosas, como decía “el replicante” de la película Blade
Runner de 1982, que vosotros no creeríais:
Ha cambiado el centro, ha cambiado la manera de educar, ha cambiado la
actitud de padres y de hijos y por supuesto también he cambiado yo.
Centrándome en este último año como
docente he de confesaros que al ser mi último año me había hecho ilusiones de
que sería un año tranquilo, con niños de 5º o de 6º y que sería una despedida
sin demasiadas preocupaciones. (Y fijaros cómo hemos acabado)
Hubo un momento en que pensé irme en
Navidad, ya que me adjudicaron una clase de matemáticas en 2º, y la verdad es
que me sentó muy mal que adjudicasen clases en 5º o 6º a otros profes o seños
del cole y en mi último año me “bajasen” al difícil primer ciclo.
Para bien o para mal cambié de idea y
renuncié, a finales de octubre, a jubilarme cuando me correspondía y decidí
alargar mi periodo laboral hasta acabar el curso, para poder disfrutar con “mis
niños y niñas de 6º” de esta etapa escolar en que ocurren las mejores y más
recordadas actividades de toda primaria: Por supuesto la excursión fin de
curso (bueno, al menos fuimos a Granada), las actividades de tránsito a
secundaria (ni se las conoce), la fiesta fin de curso (tendremos que asistir
a la del año que viene), la orla (¡esa la tenemos!), la graduación (aún
estamos a tiempo) con los discursos de despedida (el mío casi, casi está
terminado) y la última semana de actividades no académicas en el cole (las
tendremos que hacer en casa).
Fue una decisión difícil, puesto que
había condicionantes familiares que me impulsaban a seguir adelante con la
jubilación (mi padre está muy enfermo, teníamos que cuidar a la nieta recién nacida…)
y por otro lado estaba el condicionante emocional y afectivo con esta clase
que lleva conmigo desde hace cinco cursos, ¿Quién lo iba a decir?
La decisión ya la sabéis.
Lástima que no hayamos podido terminar
el curso como ellos se merecen.
Ya para terminar solo me quedan dos
cosillas: La primera es desearos toda la suerte posible para los próximos
años que aún les queda a vuestros hijos o hijas en su formación.
Y la segunda es pedir disculpas a todas las familias por todas esas veces que
no haya estado a la altura de vuestras expectativas como profesor y como
persona. Sinceramente, nunca ha sido mi intención ofender con mi actitud o mi
falta de acción a nadie, sean alumnos o familias.
Tal y como les he dicho a vuestro
hijos o hijas me voy a despedir de todos vosotros recordándoos que nunca
olvidaré a todas estas maravillosas familias, que os aprecio, os estimo y os valoro como os merecéis: un montón.
Un abrazo con todo el cariño del mundo
El
profe Daniel
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