DIARIO DE CUARENTENA
CAPÍTULO xXiI
|
Desde hace unos días vengo
haciendo una actividad física distinta a la que he hecho la mayoría de los
días de cuarentena. Ya no voy a dar tropecientos paseos por las distintas
habitaciones de mi casa y terminar mareado de tantas vueltas.
Ya llevamos varios días mi mujer
y yo bailando zumba.
Interesante experiencia.
Ponemos un vídeo de zumba e
intentamos imitar los movimientos del monitor o de quien esté bailando. Y digo
“intentamos imitar” porque la mayoría de las veces vamos uno o dos pasos por
detrás de esa persona.
No sé si lo que yo hago es
bailar; sin embargo, sí puedo afirmar que me divierto bastante.
Me río de mí mismo equivocándome
una vez tras otra y si acaso cojo el paso, va el muy mamón y hace otro.
Jo, con lo que me ha costado aprender uno.
Pero no queda ahí la cosa, no,
porque si no pierdo el paso voy y choco con mi mujer y entonces perdemos el
paso los dos.
Un día de estos tendré que grabarnos
para después comprobar lo que ya sé de sobra: ¡soy el mejor! Sí, el mejor, pero
el mejor patoso.
¿Y qué?
Hacemos ejercicio, nos reímos,
nos cansamos, gastamos energía que después hay que reponer, nos lo pasamos
bien y deseamos que llegue el día siguiente para volver a hacerlo.
¡Genial!
No recuerdo si un día les dije a
mis niñas y niños que bailaran zumba en casa. No sé si les mandé un enlace
con un baile de zumba. Lo mandaré, no sé si de nuevo o por segunda vez. Y
espero que les guste tanto bailar y disfruten tanto como lo estoy haciendo
yo.
Querido diario. Vamos a bailar zumba.
Mañana más
|
domingo, 5 de abril de 2020
DIARIO DE CUARENTENA. Capítulo XXII
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario